Roberto Bermúdez,
abogado y docente, comienza su seminario sobre Derecho Penal. Dentro de
su grupo de alumnos está Gonzalo, un muchacho indescifrable. Sus
silencios, sus oportunos comentarios, su forma educada de estar en
desacuerdo y las extrañas inquietudes que manifiesta sobre el código
penal despiertan en Bermúdez una mezcla de resentimiento y fascinación
por el joven.
Durante la segunda clase un crimen sacude la tranquilidad de Bermúdez:
el cadáver de una chica, aparece brutalmente asesinado en el
estacionamiento de la Facultad. Mínimos detalles, sumados a la extraña
actitud de Gonzalo convencen a Bermúdez de que el chico está involucrado
en el crimen. Poco a poco descuida sus actividades para concentrarse en
el caso. Investigando conoce a la hermana de la víctima, Laura. La
chica le despierta una mezcla de deseo y ternura. Pero descubre que
Gonzalo y Laura quedan con frecuencia. Cada detalle, cada gesto, cada
palabra de Gonzalo confirman a los ojos de Bermúdez su culpabilidad.
Manifiesta sus sospechas ante el juez, pero las evidencias que podrían
condenarlo están más en la cabeza de Bermúdez que en la realidad.
El seminario termina y Gonzalo entrega su Tesis. Bermúdez cree ver en el
texto una última provocación. Supone que Laura corre peligro por lo que
decide confrontar a Gonzalo. Quiere que admita su culpabilidad, pero
las consecuencias de su obsesión parecen conducirlo a su propia
tragedia.
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