En el filme, la protagonista Hanna, interpretada por la actriz Racher Hendrix, es una joven universitaria que sufre de epilepsia, asma y depresión. Tras realizarse análisis médicos para descubrir el origen de sus males, descubre que fue adoptada tras el fracasado intento de abortarla.
Tras el desconcierto y la confusión, con la ayuda de un sacerdote católico, Hanna logra encontrar el camino para perdonar a su madre biológica.
En la vida real, la madre de Gianna Jessen tenía siete meses y medio de embarazo cuando decidió someterse a un aborto por inyección salina, un agresivo procedimiento que causa la muerte del bebé por envenenamiento y quemaduras. Gianna sobrevivió al procedimiento y fue auxiliada por una enfermera. Su madre la entregó en adopción.
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